Laurence Chunga Hidalgo
Abogado y Aprendiz de historiador
“... un individuo, rompiendo la fila de gendarmes que abría calle al costado izquierdo, se abalanzó sobre el automóvil presidencial, seguido a pocos metros de distancia por dos gendarmes y un civil. El agresor se apoyó con la mano izquierda en la capota y, con un revolver, disparó a quemarropa por la espalda del Presidente...”
Así cuenta el maestro Jorge Basadre el trágico episodio de la muerte del Presidente Sánchez Cerro. Luis Miguel Sánchez Cerro nació en Piura el 12 de agosto de 1889 en medio de una familia de clase media que supo formar en él los sentimientos de lealtad, honradez y amor por la patria; valores que se acrisolaron en su alma en la medida que los cultivaba en su azarosa vida militar y política.
Había llegado a la presidencia de la república a la cabeza de la Junta Militar de Gobierno instaurada después del 22 de agosto de 1930, fecha en que, apoyado por los militares asignados al cuartel de Arequipa, se subleva en esta ciudad contra el régimen de Leguía. Aquí se daría lectura al “Manifiesto de Arequipa”, justificación doctrinaria realizada en lírico leguaje por quien más tarde también presidiría los destinos del país: José Luis Bustamante y Rivero. Entre los más célebres párrafos de éste manifiesto se afirma: “Haremos de la honradez culto nacional; por eso perseguiremos sin dar tregua hasta en sus últimos refugios, a la banda de rapaces que, enseñoreaba hoy en la administración pública, ha amasado y amasa fortunas a costa del erario, obligando a devolver los dineros detentados y sancionando ejemplarmente los delitos. Acabaremos para siempre con los peculados, las concesiones exclusivistas, las malversaciones y las rapiñas encubiertas...”. Enrique Chirinos Soto, en su Historia de la República, cita a Bustamante y Rivero: “El pronunciamiento que acaba de efectuarse en Arequipa no es la obra de un partido, ni la hazaña de un grupo, ni la audacia de un caudillo; es la expresión genuina de un anhelo nacional, fervoroso y unánime, largo tiempo reprimido por la tiranía, pero convertido hoy, al fin, en realidad...”.
Después del levantamiento de Arequipa, en la madrugada del 25 de agosto, Leguía dimite ante una Junta Militar de Gobierno dirigida por el General Manuel María Ponce. Sánchez Cerro, el 27 de agosto, desde el mismo Arequipa, constituye su propia Junta Militar de Gobierno y desconoce al General Manuel M. Ponce, para luego dirigirse a Lima en avión y, asumir el mando. Es recibido por una multitud apoteósica. Días después la Junta Militar de Gobierno es reconocida por D.L 6893 del 03 de octubre del 1930 en el que se otorga las atribuciones constitucionales de los Poderes Ejecutivo y Legislativo y le concede a su jefe la calidad de Presidente de la República y Presidente del Consejo de Ministros.
No obstante, dados sus aciertos y desaciertos, muy pronto se hace graves enemigos, políticos y militares, que, lograron su dimisión el 1 de marzo del 1931. Según Basadre fue un hábil gesto que hizo que en las multitudes perdurara una honda devoción hacia él, intacta o incrementada, al punto que “gran cantidad de gente humilde solía quedarse parada frente a su balcón después de que se había retirado de él”.
Después de tres meses en Europa, el 03 de julio desembarca en El Callao para postular en las elecciones del 11 de octubre 1931 encabezando al partido “Unión Revolucionaria”, partido de tendencia nacionalista y antilegiísta que congrega a sus amigos más cercanos y que finalmente lo celebra ganador con 152,062 votos, frente a los 106,007 votos de Haya de La Torre del partido aprista. Su gobierno duró sólo dieciséis meses hasta su muerte, y estuvo marcado por el signo de la violencia creada por sus opositores, quienes no reconocieron su legítima elección, dando lugar así, la dación de la llamada Ley de Emergencia que, terminaría con el desafuero de los parlamentarios apristas, los que finalmente fueron desterrados.
Dicha violencia llegó a su punto más alto con su muerte, precedida por un atentado cuando Sánchez Cerro participada de la misa en una iglesia de Miraflores el 06 de marzo de 1932. A pesar de la gravedad de las heridas, Sánchez Cerro tan pronto como pudo reinició sus actividades y, el 09 de abril del año siguiente promulga solemnemente la nueva Constitución Política del Perú. El 30 de abril después de presenciar un desfile en el actual Campo de Marte –en aquellos días Hipódromo de Santa Beatriz- se desplazaba en un automóvil Hispano-Suizo en medio de los aplausos de la multitud que lo vitoreaba y, sin presagiar el peligro, el vehículo presidencial se movía lentamente cuando fue disparado por Abelardo Mendoza Leyva, –miembro de partido aprista– con una pistola marca Browning automática y casi nueva, quien también murió en el atentado. Las heridas, dice Basadre, fueron de necesidad mortal . Su deceso se produjo a la una y diez de la tarde, al parecer víctima de una intensa hemorragia interna en la región precordial.
Del peritaje balístico se supo de la existencia de ocho impactos en el auto presidencial: tres en el espaldar del asiento del presidente Sánchez Cerro –y que impactaran en él– y cinco en la capota. Además se señaló de que por lo menos cuatro personas habían disparado. No se supo quienes. Dicho atentado puso fin a la vida de un piurano notable, leal con los suyos, implacable con sus enemigos, valeroso en su actos de milicia y enérgico en los de gobierno; de quien su ciudad natal solo conserva su nombre en una avenida y en un puente que cruza nuestro veleidoso río, en el que, probablemente, nuestro presidente correteo hace ya un siglo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Miedo
Su agenda no tenía espacios... Cada año compraba en el pasaje de la calle Lima, -que está cerca a la sede de justicia- una agenda portafolio...
-
Hay una calcomanía, pegatina, adhesivo, que suele estar en los vehículos automotores. Es una elipse de fondo rojo con un delgado filo azul d...
-
El hambre era más. La tarde aún alumbraba, amenazaba con desaparecer pero el cansancio y la necesidad de su alivio exigían atención. Una gar...
-
“¡Eres bien huevona, ¿no?!” Las mujeres de alrededor se sonrieron con gusto. “Me dices que te condenaron por vender droga en tu casa, que...
3 comentarios:
muy buena informacion.
se ve que nos falta conocer mas de nuestra historia.
felicitaciones
EXCELENTE CRONICA, DEBERIAS ESCRIBIR MAS SOBRE ESTE HEROICO PERUANO DE LOS QUE LAMENTABLEMNETE YA SE EXTINGUIERON.
Hi... bueno me gustaría saber como se llama el libro de Jorge Basadre que has consultado :D
Publicar un comentario