miércoles, 11 de julio de 2007

¿Corrupción en Piura?

Laurence Chunga Hidalgo
Abogado
Decía Jaime Balmes: “… el curso de nuestra vida es una continuada lucha entre la verdad y el error, la virtud y el vicio, el deseo de la felicidad y el sufrimiento de la desdicha”. Cuando esa lucha se extiende a la vida de la sociedad misma y cuando los vicios involucran a las personas e instituciones que la conforman; es nuestro deber moral denunciarlos. La corrupción es un vicio particularmente difícil de combatir, porque muchas veces se institucionaliza, evidenciando grave ausencia de valores, deficiencias en la formación ética y anomia social que imposibilitan el funcionamiento de los órganos del Estado, haciendo que la Administración Pública se haga ineficiente.
Pese a su evidencia en el mundo de hoy, sin embargo, el problema de la corrupción es tan antiguo como la historia del hombre. De hecho, hace 2000 años, Kautilya, personaje político hindú, dedicaba buena parte de sus escritos a hacer de denuncia de los mismos, hacia el 1300 Dante Aligheri en su Divina Comedia hacia denuncia de la negativa valoración que se hace de los personajes públicos corruptos, en nuestros tiempos y en nuestro país, según un estudio efectuado por Proteica, Apoyo, Opinión y Mercado, en septiembre de 2004, el 98% de personas entrevistadas afirmaban que el Perú es un país corrupto –casi la mitad de los indicados, afirmaban que se trataba de un país muy corrupto. Pero que es la corrupción: en términos amplios es el “intercambio de beneficios y ventajas entre dos partes (individuos o grupos) trasgrediendo la ley o haciendo uso indebido de ella”. Desde una perspectiva restringida, el problema se limita al ámbito de la función pública. Y es este tipo el que nos interesa.
Nos interesa porque, en nuestros días:
1. El fenómeno de la corrupción se ha generalizado: hay casos de corrupción en países del "tercer mundo" y primer mundo, en naciones ricas y pobres, en sociedades estructuradas o desestructuradas. Los casos de corrupción involucran a gobernantes del más alto nivel, aún en países que por su "solidez normativa que favorece la cohesión social". Dice Mario Olivera: “La generalización y multiplicación del fenómeno se da al contrapelo de la opinión liberal que a menos regulación y gigantismo estatales y mayor privatización, menor corrupción.”.
2. El fenómeno se ha diversificado en sus modalidades: Más allá de las formas conocidas y debidamente tipificadas (enriquecimiento ilícito, peculado, concusión, malversación, colusión, etc). Surgen modalidades nuevas asociadas al avance del crimen organizado, los avances tecnológicos y la globalización.
3. El fenómeno alcanza todos los estratos sociales: No sólo se trata de acciones en medio de la administración pública, sino que se extiende a las distintas esferas en las que se ejerce alguna modalidad de poder: Instituciones tutelares de la sociedad, entidades empresariales y financieras, asociaciones de todo tipo, entidades educativas, clubes (deportivos entre ellos).
4. Sus graves consecuencias económicas, políticas y sociales en cuanto a exacción y dilapidación de fondos públicos, afectación de intereses colectivos, ingobernabilidad, afectación de la moral social, consecuencias que ya han sido motivo de gran atención en foros del más alto nivel, tales como ocho Conferencias Mundiales sobre la Corrupción, auspiciadas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Las causas que la generan son diversas. La genérica afirmación de que la pobreza o la falta de valores son el origen de la misma, es una verdad incompleta. El principal factor, para su análisis debería reducirse al estudio del costo-beneficio que un individuo realiza frente al acatamiento de una norma. Un acto de corrupción en consecuencia, se ha de realizar cuando el costo legal, económico o social de dicho acto es menor que el costo que implica el cumplimiento de la norma.
Por tanto, es evidente que para combatirla no es suficiente la emisión de leyes o la firma de convenios internacionales. Se requiere la intención personal, ciudadana, de hacerle frente y para ello, se requiere conocer cómo son su manifestaciones, primero, cuales son las herramientas para enfrentarla, segundo, para finalmente, hacer la correspondiente y exitosa denuncia.
Las noticias diarias de los periódicos mañaneros abundan en denuncias que motivan desazón en el lector ¿Cuántos de éstos se ponen la camiseta de la “ciudadanía responsable” y deciden enfrentarla?

No hay comentarios:

Miedo

Su agenda no tenía espacios... Cada año compraba en el pasaje de la calle Lima, -que está cerca a la sede de justicia- una agenda portafolio...