Laurence Chunga Hidalgo
Abogado y Aprendiz de historiador
Máncora, desde hace aproximadamente una década se convirtió en el boom de las playas del norte, promocionándose como el destino de veraneantes y turistas, nacionales y extranjeros. El fragor de sus olas y la calidez de sus arenas se convirtieron en la atracción de empresarios hoteleros, que han hecho de la antigua panamericana –tramo Los Órganos-Máncora– un espacio donde puede encontrarse distintos diseños arquitectónicos en los que juegan modernas estructuras con la nobleza de los maderos del algarrobo y que sostienen, además, coloridas hamacas, que acogen en su seno la humanidad de sus visitantes. Antes de este tiempo, Máncora pasaba desapercibida; hoy, hasta por televisión, se ofrecen tours playeros como premios a la teleudiencia.
Sin embargo, Máncora es tan antigua como los cimientos de nuestra nación. Antonio de Ulloa, en el siglo XVIII señalaba que en el siglo anterior y, probablemente, en el XVI también, era el paso obligado de arrieros y viajantes, de las huestes conquistadoras y de los propios naturales, que encontraban en esta zona un espacio de descanso, tanto para hombres como para animales y un almacén para aprovisionarse de alimentos y agua. Es muy posible que, en aquellos días Máncora se hubiera ubicado en la zona de lo que hoy se conoce como el Ángolo. En el siglo XVIII era una de las sesenta y cinco haciendas del Partido de Piura; muy importante por lo ya mencionado, pero además por la calidad de su ganado mular, que era muy cotizado por los arrieros sechuranos que transportaban equipajes a través del desierto de Sechura.
En los primeros tiempos del siglo XX fue muy importante por el carbón de madera de algarrobo que se embarcaba en sus playas y, en mérito a su importancia económica, en 28 de octubre de 1932 deja de ser un caserío para convertirse en un distrito cuya jurisdicción abarcaba el mismo Máncora hasta Restín. El Alto era uno de sus caseríos, mientras que Los Órganos ni siquiera existía. En aquellos días, económicamente, Máncora, de alguna forma, era más importante que el mismo Paita: la Ley 7890 señala como impuesto el cobro de tres centavos oro por cada saco de carbón que se embarque en este poblado; mientras que, aquellos que se embarcaban en Paita, sólo se gravaban con dos centavos oro.
En 1955, Manuel Odría promulga una norma en la que se establece los actuales límites políticos de nuestro distrito reduciéndolo a limitar por el Norte con la Quebrada Fernández; por el Este desde las proximidades del poblado Cerezal trazando una línea por la divisoria de aguas hasta el Cerro Serrano; por el sur desde el punto antes mencionado hasta el Océano Pacífico en Punta Verde.
Desde esos días, Máncora se hace autónoma y se desprende de la administración propia de la antigua hacienda; pese a que como tal, ésta siguió existiendo hasta los tiempos de la reforma agraria con Juan Velasco Alvarado. Los límites del distrito de Máncora, en consecuencia, no eran los mismos que los de la hacienda del mismo nombre. Como predio ganadero perdió importancia, empero desde la década de los sesenta empieza a despuntar por la riqueza pesquera de sus aguas. La tradición oral recuerda todavía como es que en sus riberas marinas se acopiaba el pescado que era trasladado en las bolicheras y embarcaciones, dicen, de Banchero Rossi. Ese apogeo, permitía a ciertos señores a encender sus cigarrillos con papel billete y cerrar las cantinas al pago de la cerveza que hubiera en stock. Los chiquillos de esos días perseguían a los adultos a la espera que tiraran los restos de los billetes, para con ellos –de unos y de otros- formar un nuevo papel moneda que les permitiera comprar alguna golosina en la tienda más próxima. Ese tiempo duró muy poco, y sólo queda en el recuerdo de algunos, toda vez que fueron raros los casos de personas que aprovecharan convenientemente esa efímera abundancia.
En nuestros días, y dada su historia, en Máncora conviven pobladores que dedican sus tiempos a las más variadas actividades comerciales. En un tiempo, quizá en los años ochenta –tiempos de mi niñez y adolescencia– la parte norte, formada por los barrios Nicaragua y Leticia, era poblada por familias dedicadas a la ganadería caprina, a la extracción de leña de algarrobo y, en la zona de los centros poblados y caseríos que acompañan la ribera de la Quebrada Fernández quienes se dedicaban a la agricultura; en el centro de pueblo estaban los se desempeñaban en actividades urbanas: profesores, mercaderes, agentes municipales, etc. En la parte oeste, en el barrio Santa Rosa, los dedicados a las actividades pesqueras; mientras el sur, era la zona industrial, donde se había ubicado uno o dos empresas especializadas en el procesamiento de pescado. Después del fenómeno del Niño del 83 éstas fueron decayendo hasta desaparecer. Hoy es el espacio donde se ubican el mayor número de hospedajes y hoteles, así como centros de diversión para los turistas y viajantes.
Con el devenir de los días, esa estructura se ha perdido y las familias, debido a la pobreza, comparten más de una actividades para paliar sus necesidades. En los días de verano, como ahora, las casas se conviertes en hospedajes; no obstante, dicha actividad, aún no es convenientemente explotada: la Municipalidad pelea las playas con los comerciantes de comidas mientras que los precios de los menús se hacen inaccesibles y la calidad de los servicios es indigente, alejando con ello a los pocos turistas que aún quedan. Si comparamos su boulevard con algún otro de distinto centro playero, adolece de limpieza y orden… y si nos metemos en sus calles poco iluminadas es seguro que no solo encontramos ron y aguardiente de dudosa procedencia sino también fosas nasales de aborrecibles “aspiraciones”. Lo más triste, muchas pertenecen a adolescentes a apenas llegan a cursar el tercer año de secundaria.Máncora es sol y playa, es centro de recreación sabatina y dominguera, es destino de viajeros y turistas, es ceviche y orgía de mariscos… pero también es problema y, uno de ellos, es el de la autoridad sobre su territorio municipal, problema que discute con la Comunidad Campesina Máncora, heredera de las tierras de la antigua hacienda… pero esta historia es la segunda parte de esta entrega.
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1 comentario:
holo estoy haciendo una investigacion sobre la problematica de mancora, seria interesante si me ayudas a conseguir mas informacion gracias. alex_docto@hotmail.com
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