Hace 21 años ingresamos a la Universidad de Piura y egresamos de ella hace 16. Ingresamos el 04 de febrero de 1994 y nos fuimos de ella en el 99. No podría precisarles la fecha, porque quizá nunca nos fuimos. En realidad, seguimos siendo parte ella, con ella nos quedamos y a ella exponemos cuando actuamos.
Mientras aprendíamos a ser abogados y jugábamos a serlo en los exámenes orales, nos hicimos amigos. En el camino se sumaron algunos de los que aprendimos por su experiencia: ellos conocían los puntos flacos de los profes, nos prestaron las separatas y hasta los exámenes anteriores con el ánimo de superar los escollos. Otros, prefirieron repetir la experiencia y, sin embargo, no dejamos de ser amigos: nos dábamos ánimos para no sucumbir ante las dificultades. Éstas, no siempre eran académicas; para muchos, el asunto era mantenerse al día con las pensiones… Un respiro para nosotros, aquel día en que, sentados frente al proscenio esperábamos nuestros nombres en la lista de egresados. Un respiro y orgullo para nuestros papás, tíos, hermanos, amigos.
Egresamos. La vida profesional nos ha llevado por distintos rumbos: algunos por el viejo mundo han recalado, alguno prefirió nos separara el Océano Pacífico, buen número se fue a la capital. De unos cuantos no se sabe nada. Un par de compañeros se nos adelantaron… Embriagados del éxito nos hemos olvidado de nosotros mismos, de aquellos con los que empezamos este andar. Hemos sido ingratos con nosotros mismos, nos hemos olvidado que un día fuimos aprendices y que compartíamos las separatas, que nos peleábamos por algún libro escaso de la biblioteca, que nos decíamos calladamente las respuestas ante las espaldas del que cuidaba las prácticas. Nos hemos acostumbrado a las luces de neón de nuestros despachos, estudios, oficinas, instituciones, etc.
Nos hemos olvidado, probablemente, hasta de nuestros rostros o quizá aún tenemos la confianza de que la lozanía de aquella foto, clásica nuestra, en la que aparecemos muy desordenados en las puertas de la ermita con ocasión de la ceremonia de grado, nos mantiene en el mismo estado. En realidad, hemos crecido profesionalmente y hemos ganado experiencia con los años. En este tiempo también hemos crecido hacia los costados o quizá hemos perdido pelo. Quizá cambió de color: sea porque la naturaleza manda o porque nos rebelamos contra ella. Casi llegando a las cuatro décadas, ya no sólo somos nosotros: tenemos nuestras propias familias, parejas, hijos, obligaciones, deudas, nuevos amigos, nuevos compadres. Nos hemos dedicados a ellos. Y está bien: la vida es para vivirla gozosamente; pero que ese gozo y esas obligaciones no nos impidan recordarnos a nosotros mismos y a aquellos con los que empezamos este camino.
En estos 16 años ¿Cuantas veces nos hemos reunido? Quizá tres, a lo mejor cinco. Las veces en que Dñ. Viorica, la eterna delegada, la dueña del cuaderno con el que estudiábamos, ha pretendido convocarnos, su intención ha sido vana. No le hemos hecho caso.... Siempre tendremos pretextos: que la fecha es incomoda, que mi viaje a Cancún ya estaba programado, que mi mujer se molesta, que tengo cita médica... Siempre habrá un pretexto, incluso una justificación, pero no olvidemos que siempre es bueno hacer un alto en el camino, para volver la mirada y contemplar lo andado. Si lo hacemos con los amigos de toda la vida, mejor todavía.
Agradecido por lo alcanzado en este tiempo y con el ánimo de vernos es que, con la anuencia de nuestra delegada, convocamos a la V promoción de la Facultad de Derecho de la Universidad de Piura, para comernos un ceviche, una ronda criolla y tomarnos unas chelas mientras que recordamos nuestras anécdotas, exponemos nuestras vivencias y hacemos recuento de las arrugas que nos hemos ganado a pulso. La cita es para el 27 de junio a la 1.00 p.m. en el local Sol y Arena (ubicado en la carretera a Los Ejidos). No hay cuota mínima, ni obligación dineraria anticipada... Solo reencontremos y riámonos de cuan avejentados estamos.
Reunámonos ahora. Ahora que aún por nuestros medios podemos desplazarnos, en la posibilidad de que por nosotros mismos decidimos. Estamos todos invitados. Están invitadas sus familias, sí así lo consideran conveniente. Sera un gusto conocernos.
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