domingo, 26 de abril de 2020

"Mixión"

Se pulía el hombre en explicaciones. Era una voz medio callada y a la vez parsimoniosa. Apenas se escuchaba para cuando tomaba lista, condición que además, era necesaria para las intervenciones orales a las que nos tenía acostumbrados en las clases de HP1 y HP2. Tradúzcase: Historia del Perú 1 e Historia del Perú 2. Las referencias a De la Puente Candamo eran obligatorias para cuando se hablaba de la emancipación, empero si se trataba de temas prehispánicos, los textos de Del Dusto Duturburu se hacían indispensables. Cualquier pregunta podía saltar antes del inicio de clases y, cualquiera podía ser el llamado. El casi centenar de mozalbetes, con su silencio pretendían pasar desapercibidos, a fin de que no ser interrogados. Casi que inundaba la creencia de que el silencio del salón era suficiente para hacer invisible el “visto” de la asistencia en el registro estudiantil.

El hombrecito aquel, con su probable metro sesenta de estatura, enfundado –a veces en un saco marrón- y escondido detrás de unos lentes gruesos con marco oscuro, se hacía odiar con sus preguntas, pero a la vez, obligaba a estar atentos porque cualquier cosa –en la amenaza del docente- podía venir en las prácticas o en los exámenes. Allí, sentado desde su pupitre –muy pocas veces utilizaba la pizarra- con la ayuda de sus cuartillas, las dejaba pasar una tras otra, mientras pretendía que sus interlocutores reflexionaran consigo acerca de nuestro pasado histórico.

Algunos textos de los precursores nos hicieron malquerer a su antecesora, pero ahora vienen a mi memoria el "Elogio del excelentísimo señor don Agustín de Jáuregui y Aldecoa” de Baquijano y Carrillo y algún otro fragmento de la “Carta a los Españoles Americanos” de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán. Posibilitaron esas prácticas de marcar con alternativas múltiples, en las que te podías encontrar con las posibilidades de solución siguientes, siendo solo una la correcta: 1. Solo a es verdadera, 2. Las respuestas b y d son falsas, 3. Todas son verdaderas, 4. Las respuesta a y c son correctas, 5. Ninguna es correcta. Eran en realidad, exámenes relacionados con la historia, pero fundamentalmente de comprensión de textos.

En alguna oportunidad, sin embargo, ante la calamidad de los resultados de las prácticas anteriores, prefirió una práctica de respuestas abiertas, con preguntas que probablemente no estaban en el cuaderno de apuntes, pero en los que la información anotada era materia prima para el tema. Una en la que preguntaba acerca de las fundaciones de las ciudades españolas en el virreinato peruano, que se relacionaba con una disertación del profesor Del Busto celebrada en el auditorio del CUM y, otras preguntas relacionada con el mestizaje y el origen del Perú como nación y la importancia del pensamiento de algún precursor independentista. Era como si hubiera llovido luego de una larga sequía… sequía de buenas notas, o al menos, de esperanza de buenas notas.

El día de la entrega de notas, iba llamando a cada uno para alcanzarle su hoja de respuestas. Solía doblar la esquina superior derecha para que los curiosos –dígase los de los primeros asientos- no pudieran ver la calificación. Hasta que llegó el turno de… Piedrita (es mejor así). Lo miró y sonrió con sorna “¿Qué es el mestizaje?”, le preguntó… El muchachito pretendía dar una respuesta, pero el profe le hizo una señal de silencio y, pasó a leer el contenido de la respuesta anotada en el papel: “Es el fruto de la «mixión» del indígenas y españoles”. Y continuó: “¿Es que acaso los naturales y los chapetones decidieron hacer la pis juntos? Esa palabra no existe y lo que Ud. quiere decir no lo ha dicho. Le soplaron mal o Ud. no supo escuchar”, remató. Le entregó su examen sin dejar de sonreir.

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