domingo, 26 de abril de 2020

Estafa

Era una de las primeras prácticas que nos tomaban en la facultad. Habíamos superado los dos años de Estudios Generales y, nos tocaba evaluación de derecho penal 1 con Dña Viviana García. Si bien ya estabamos curtidos de dos años de evaluaciones, esas prácticas que ahora se vienen a mi memoria era particulares: Ya nos metían en el seso que debíamos pensar como "hombres de derecho" y la profesora había anunciado que tendríamos en la práctica nuestros primeros casos para resolver. Así, importaba la teoría pero también el razonamiento.  El problema era de un cargamento de azucar "morena" sobre el que se acusaba al vendedor de estafa... debíamos ingresar al aula con nuestro Código Penal.  Eran algo así como las tres de la tarde.

Al finalizar, en los pasillos, un esmirriado muchachito, de ojos rasgados y de corte de cabello tipo militar dijo que el caso se encuadraba en el art. 244 del Código Penal (¿concentración crediticia?)... Los demás, todos los demás, decía que el caso se tipificaba en el art. 196 del Código Penal. Ante la abrumadora mayoría se quedó callado, prefirió el silencio...  (probablemente pensaba en que había jalado la práctica).

Unos días después, cuando le entregaron su examen. La profesora hizo que se identificara... se puso de pie y le preguntó ¿No sabe acaso que desde el año 1991 tenemos un nuevo Código Penal? ¿Por qué ha resuelto el problema con el Código de 1924? El chinito en su apuro, había pedido en la biblioteca un Código Penal y le alcanzaron el último que quedaba en la estantería. La demanda de códigos había sido alta. Aprobó la práctica por sus argumentos.

Esa noche compró su código "Editorial Berrios" en la "Librería Universitaria", uno de los distintos estantes de ventas de "libros de toda laya" que se ubicaba donde ahora se encuentra el edificio del Ministerio Público.

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Miedo

Su agenda no tenía espacios... Cada año compraba en el pasaje de la calle Lima, -que está cerca a la sede de justicia- una agenda portafolio...