jueves, 27 de diciembre de 2018

Caminante III

Una cuadrilla de iniciados, dedicados a la divinidad, lo atendía. Las pocas cosas que le quedaron del largo camino, todas le fueron ofrecidas a Maat, la diosa de la sabiduría: un par de camellos y algunas de sus sedas. En santuario, luego de las presentaciones de rigor, se le exigió, además de la ofrenda, la sujeción a los ritos de purificación: nueve días de permanente meditación y oraciones, acompañados de frugales comidas, que con el trascurso de los días menguaban en su cantidad y calidad, además de amargas tisanas y obscuros brebajes, que tenían la intención de asegurar su limpieza corporal. El rito suponía conducirse por escondidos subterráneos en los que voces le llamaban de uno y otro lado, ofreciéndole bienes o una vida mejor. La idea era seguir la delicada voz de Maat, que lo conduciría a una iluminada cámara en donde la deidad le ofrecería su voz y, le permitiría descubrir el sentido de aquella otra que en los meses anteriores le llamaba con intensidad.
Esos días de descanso, le permitieron descubrir que no era una voz, que no eran sus oídos los que la escuchaban, aún a él le parecía que así fuera. ¿Era acaso una ilusión auditiva como los espejismos del desierto en que la reflexión de la luz sobre el aire caliente motiva charcos de agua inexistentes? Las visitas en las grandes ciudades le había relacionado con varias familias hebreas, que angustiadas le referían sus ansias de libertad, de volver a la tierra de su padre Ibraim ¿Esas eran las cuentas pendientes que saldar?  “Escriba tu pluma de Ibis en mi alma, los designios reservados para mí”, anunciaba en voz queda mientras se conducía en el laberinto: solo era su oído el que le guiaba, una voz suave intentaba superar a aquellas otras dadivosas: una cámara tenuemente iluminada le esperaba… luego de varios minutos, de casi una hora, de angustiosa obscuridad, de golpes contra salientes rocosas había llegado la iluminación. Como impulsado por una paz interior se sentó sobre sus rodillas en inclinó su cara hacia el suelo y a media voz, a modo de presentación dijo: “Te reverencio, oh gran diosa de la verdad y la sabiduría. Heme aquí, resuelto para conocer tu voluntad”. El silencio absoluto, le permitió descubrir un lejano sonido, tenue muy tenue, de cómo si el agua jugueteara con pequeñas piedras y, luego, le encontró cierto ritmo a ese sonido, que le aseguró el paso de los latidos de su propio corazón… El cansancio le invitó a sentirse hebreo…. De hecho ya lo era: 40 años en medio de esa difícil geografía ya lo habían convertido. Además, había visto las tareas a las que se sometían: cuidado de los animales, servidumbre en las casas de los nobles, cultivo de las tierras menos fértiles, atenciones que nadie quería realizar en los mismos templos de la multiplicidad de deidades del Kemet, largas jornadas extenuantes en la reconstrucción de los diques destrozados por la reciente avenida del gran Nilo, elaboración de ladrillos en condiciones insalubres, carguío de agua para el abastecimiento de los santuarios. Eran tareas que correspondía a los propios devotos de semejantes dioses y le pareció una muy grave y perversa iniquidad, de la que estaba seguro ni los dioses faraónicos, ni el dios de los hebreos estaban dispuestos a soportar… Luego de esa noche, conversó con los escribas del templo y con sus sacerdotes; también con los hijos de Levi, los sacerdotes hebreos, con la intención de que las obligaciones sean menos duras ¿Acaso Amon hace distinción entre sus hijos? ¿De que servía exaltar el nombre de los dioses, si finalmente nuestras conductas los avergüenzan?
Luego de ofrecer por algunos días su trabajo en los campos fértiles de Maat y, advertido de su nada, de su pobreza y el tartajeo de su voz, siguió su camino a pie, siguiendo el curso de las aguas. Llegó a Amarna. Allí solo quedaban unos pocos devotos de la secta hereje. Los muros del gran templo ya exponían la llenura de las arenas. Las pocas gentes que allí quedaban no tenían siquiera para asegurar la comida de su servidumbre hebrea, pero allí se adosaba una comunidad. Atón era lo más próximo que tenía al Dios de Jacob, Allí podían sin temor elevar sus plegarias: “Iluminas el mundo con tu luz, escondes las tinieblas debajo de tu manto. Oh creador del cielo y de la tierra, del hombre y de las bestias, de lo visible y lo invisible. Dios por encima de toda deidad”. Se sintió a gusto entre estos hombres, sacerdotes de un dios omnipotente, al que solo era posible hablarle con el corazón; se sintió cercano a los hebreos, con quienes se hermanaba justamente por reconocerse hijos de ese mismo dios, aunque le llamaran de un modo distinto… Que más daba: su suegro Jethró también elevaba plegarias similares, para una divinidad absoluta, en cuyo seno los hombres, todos, independientemente de su condición, eran iguales. Era el mismo dios: anterior a todo lo creado, hacedor de todas las criaturas, autor de todas las bendiciones inmerecidas de los hombres… ¿Era acaso una misma divinidad?
Se sentía pequeño, apenas una vara –propia de los pastores e instrumento para sus avejentados años- y su túnica bermeja le acompañaba. Aarón, su hermano, en cambio, no solo conocía los rituales propios, sino también los de las otras deidades. De hecho, era un sumo sacerdote y gozaba del don de la profecía… Se anunciaba como heredero de la tribu de Levi, el hijo tercero de Jacob y de Lea. Custodio de las ofrendas sagradas, las que serían las primeras en el templo del Gran Dios, si un día hubiera uno. Iba vestidocomo se lo permitió su condición de sacerdote, además, conocía los protocolos, los sortilegios y hasta los conjuros de las distintas divinidades egipcias.... Le ofreció la posibilidad de ser su portavoz y, se juntaron para negociar, primero con los sacerdotes con la intención de asegurar la posibilidad de aliviar las obligaciones de su pueblo, luego la de permitir –a quienes quisieran irse- la posibilidad de volver a las tierras de su padre Ibrahim... Las negociaciones eran duras. Solo los sacerdotes de la secta hereje –los hijos de Neferjeperura Akenatón y adoradores de Atón, convinieron en la libertad –ya sostenida- de los hijos de Ibraim.
Ya bordeaba los doce meses desde su abandono del templo de Maat en la vieja Karnak y, en su recorrido a lo largo del Nilo había sumado adeptos. Algunos le seguían, con las limitaciones que ello suponía: Medineh Abul, Abidos, Amarna, Minieh, Medus, Menfis, eran algunas de las visitadas, en las que conversaba con los jefes hebreos y los sumos sacerdotes egipcios. La idea era la misma: o las mejoras de las condiciones de servidumbre o la libertad. Finalmente llegó a Heliopolis, la ciudad del Faraón: Sus piernas letemblaban y su lengua apenas podía hablar, pero era necesaria la liberación. Aarón sería su voz, y su cayado disimularía las dificultades para permanecer de pie por mucho tiempo.
Sopdet, la estrella de la abundancia, se había escondido, pero había vuelto a aparecer… Esa fue la noche en que el Faraón tuvo a bien recibirlos por primera vez. Se presentó con una ordenada tranquilidad: “Yo soy Moshé, ben Yekutiel”, Moises, el hijo de la esperanza. Era el inicio de una historia conocida.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Caminante II


Sopdet, la estrella de la abundancia, ya tenía algunos días en la bóveda celeste. Era la señal del cielo con la que se rompía los tiempos de sequía, en los que el Nilo anunciaba su rejuvenecimiento acuífero, su llenura de fértiles fangos, su aptitud para preñar la tierra de trigo, avena, cebada… Los árboles frutales se dispondrían al florecimiento. Esperaba llegar a sus orillas cuando el rio ya hubiera decrecido, cuando los fangos y lagunas logradas con los desbordes del río generoso ya se hubieran secado, o cuando menos faciliten el andar de sus camellos. Mientras tanto, aun cuando sus pensamientos se concentraban en el momento de su llegada, no era menos difícil entender su preocupación para cuando llegara el momento de llegar a las fronteras del Kemet: temía ser reconocido malamente, pero la voz aquella seguía inundando su humanidad entera, parecía un “Iterhu” anegado, un Nilo desbordado. Le asaltaba sin cesar.
Con los días de camino y en las noches de insomnio bajo el cielo estrellado, no sólo pensaba en la muerte de aquel capataz -que vestido a su usanza, la encontró bajo la propia fuerza de su brazo- sino también en las actuaciones previas de aquel: ¿Cuántos hebreos habrían muerto por sus azotes o sus castigos despiadados? ¿Sería que su actuación tenía justificación ante los dioses? ¿Maat, la diosa de la justicia y la armonía de universo se había valido de su mano para restaurar el orden? Esas dudas motivaron su decisión de dirigir sus pasos hacia Karnak, la vieja ciudadela de Ipet Sut, lugar donde se encontraban los viejos sacerdotes dedicados a su culto. No era muy reconocidos como los de Amon, pero guardaban secretos que las estrellas les habían encomendado para cada quien. Necesitaba saber que le deparaba el futuro, que le movía a tan riesgoso viaje. Su vida, su libertad, su familia… todo estaba en peligro.
En las verberaciones solares del medio día, no solo veía que los rastrojos parecía exponer fuegos, sino que pudo distinguir en la distancia una móviles sombras que le anunciaban la presencia, antes de que comerciantes, de tropas. Probablemente, las del faraón, dispuestas en tan distantes lejanía para sobre-guardar las fronteras. En realidad no eran tropas de choque, eran más bien de prevención y control: contabilizaban las caravanas de comerciantes para evitar las inmigraciones de las poblaciones de las tierrasinfructuosas que, constantemente intentaban llegar al Kemet huyendo de la aridez de los desiertos y la sequedad de las montañas del Cercano Oriente. Había unos pocos hombres. En los tres o cuatro días que, pernoctó con ellos, logró contabilizar poco más de medio centenar, incluyendo las falanges de avanzada y los rastreadores, que salían cada tres días a pernoctar en las montañas con el ánimo de ahuyentar a los intrusos. Esos días fueron muy útiles: el comandante Mahut, había realizado ejercicios militares en los tiempos mozos de aquel y, se conocían… Los años habían pasado pero la amistad surgida de aquella vez en que tuvieron que repeler en Tanis la revuelta de los comerciantes y el intento de invasión de los “pueblos del mar” volvió al renovarse en aquellosdesolados parajes. En sus días de juventud, mientras Mahut maniobraba con audacia el carro de guerra, la lanza y las flechas de nuestro caminante hacía estragos entre las montoneras enemigas. Se conocían y, se saludaron con amistad, con la hermandad propia de los que han vivido juntos tiempos difíciles.
Las horas se hicieron cortas. Conversaron largamente de sus vidas: la suya, propia de los pastores moabitas; la del otro, dedicada a las artes guerreras, con los beneficios que le habían permitido escalar en la difícil gradación social: tierras, bueyes, esclavos, riqueza… Sin embargo sus lenguajes eran comunes. De hecho, ahora mismo, Mahut le ponía al tanto del paradero de su madre Bithiah y de sus parientes nobles, así como de la muerte de su nodriza Jochabeth y de los quehaceres de sus hijos Miryam y Aarón. La primera seguía siendo una profetisa entre los suyos y Aarón era un sacerdote. Aarón no quería reconocer los dones de profecía de Miryam, atribuyéndoselos a una especie de deidad femenina, propia de las aguas turbulentas… Además, ésta perdía la visión, empero las letrasde sus cantos eran siempre de agradecimiento para Dios, pese a las escaseces del pueblo en las tierras faraónicas… perdía la visión, como si por encima de sus ojos se constituía con el tiempo una gruesa escama que le daba opacidad a sus ojos… En sus cantos anunciaba una liberación que ella misma decía que sus ojos no alcanzarían a ver. En esos días, junto con Mahut, cuando la noche mostraba sus mejores estrellas, ambos rezaron con fervor los versos del introito y el colofón de una oración de sus tiempos imberbes:
¡Oh Atón viviente, eterno Señor, apareces resplandeciente!
Eres radiante, perfecto, poderoso,
Grande es tu amor, inmenso.
Tus rayos iluminan todos los rostros,
Tu brillo da vida a los corazones
cuando llenas las Dos Tierras con tu amor.
Venerable Dios, autocreado,
Tú creaste todas las tierras y todo lo que en ellas existe,
A los hombres, el ganado y los rebaños.
Todos los árboles que crecen de la tierra
viven cuando amaneces por ellos.
Eres madre y padre de cuanto has creado.
Soy yo, tu hijo, quien te sirve y quien exalta tu nombre.
Tu poder, tu fuerza están firmes en mi corazón,
Eres el Atón viviente cuya imagen perdura,
Has creado el cielo lejano para brillar en él,
y para observar todas tus creaciones.
Eres el Único y en ti hay un millón de vidas.
Das el aliento de vida en sus narices para hacerlas vivir.
Gracias a la vista de tus rayos existen todas las flores,
Todo lo que vive y brota del suelo crece cuando tú brillas.
Los rebaños pacen abrevando de tu vista,
Los pájaros en el nido vuelan con alegría,
Y despliegan sus alas plegadas en señal de adoración.
¡Oh Atón viviente, su creador!
Era un par de párrafos de una antigua oración, que ambos conservaban como suya, en agradecimiento a un dios inmaterial, por haber salvado la vida en sus tiempos mozos. Ésta le acompañaría el resto del camino… El oráculo de Karnat, desde la majestuosidad de sus paredes, la ignota obscuridad de sus subterráneos y la sabiduría absoluta e inspirada de sus sacerdotes le harían saber la intención de esa voz que le inundaba.
Sopdet seguía en el cielo. Fulgurante.

viernes, 21 de diciembre de 2018

Caminante


Una voz resonaba en sus oídos. Caminaba por el desierto, por las ásperas geografías de Madian, y abandonaba sus tierras, esas que lo habían albergado desde aquella vez que se vio obligado a huir de las comodidades de su familia adoptiva por la muerte de un mayoral. Desde aquel grave incidente, del que se arrepentía por haber tomado la justicia con sus manos, su conciencia se sentía aliviada en medio de los hatos de cabras, los rebaños de ovejas, las piaras de burros y las recuas de camellos y dromedarios; los que, a pesar de ser de propiedad de Jethró, su suegro, las sabía suyas por tan largo tiempo bajo su administración y cuidado. Era una vida entera, casi cuarenta años, pero aquella voz silenciosa, que le hablaba quedamente, lo intranquilizaba: “Vuelve a la tierra de donde viniste, aún hay cuentas que saldar, tareas pendientes que hacer…”
En la soledad de los desiertos, en el momento cuando el sol reverbera en las calcáreas arenas engañando a los sentidos, bajo las angustias de la sed y en la vaciedad de las tripas por el hambre, le atormentaban los recuerdos de aquella pelea y, se decía: “haciéndome problemas por un par de esclavos cuando yo mismo podía ser su amo… Podría haber sido yo el muerto; pero no, por gracia de El Ha-Rajamím… De Él vienen mis bendiciones”. De esos tantos días, concluyó en la necesidad de volver a su patria de adopción, pero el miedo a las arenas del desierto, al hambre, a la sed le paralizaban. ¿Se acordarían de él? ¿Qué sería de su madre Bithiah? ¿Alguien podría darle razón de su nodriza Jochabed, la hebrea? Se hacía ilusiones con volver, por cambiar las áridas y ocres arenas del desierto por aquellas tierras negras, ricas en limos generosos del país de Kemet. Los casi 400 km de arenas por cruzar, su crudo tartamudeo y su aislamiento en confinadas tierras, le hacía dudar… y justo en aquellas meditabundas vacilaciones, asaltó en su memoria el recuerdo de las conversaciones de los últimos días con su madre, de esos cuando él, en confianza le confesó haber matado y escondido el cuerpo del capataz… Ella le confesó entre lágrimas, que no era su madre; pero que lo amaba como sí lo fuera, que su verdadera madre era una hebrea, que su casta era la de los esclavos, que a ese mundo habría pertenecido si es que no fuera por la corazonada de aquella tarde que la llevó hacia los totorales guiada quien sabe si por alguna voluntad superior: “Te encontré muy bien cuidado, la cesta debidamente calafateada impedía el ingreso de la humedad y, las telas –pobres pero cuidadas- que te adornaban me permitieron saber tu ascendencia… ¡Qué bebé que eras! Dormías sin preocupación”. La memoria le permitía ahora recordar, que su madre, mientras le contaba aquellos recuerdos suyos, le reprochaba su conducta: “Y pensar que en tu adultez había ya había olvidado mis desvelos, pero ahora los retomo: tendrás que huir ¿podrás vivir en el desierto? ¿Te permitirá Toth vivir tu ancianidad, tener hijos y gozar de una vida placentera”? Le dio su bendición y pidió que no volviera más: su condición de hebreo y su adquirida calidad de homicida, le habían ganado ya la muerte. “Ve muchacho, que la muerte no te encuentre. No me lo perdonaría”.
Los mercaderes de Madian poca información ofrecían sobre la casa del faraón en la que él había vivido. De hecho a éstos poco les importaba el nombre del gobernante: les interesaba que no cambiasen las reglas del juego comercial y la seguridad de los caminos, por lo que estaban en mejores condiciones de informar sobre quiénes eran los comerciantes del Nilo, los precios de los granos, los aparejos de los camellos; los nombres de los productores de telas… cosas que si bien le agradaban, tenían poca importancia. También le ofrecieron información sobre los generales y las tropas apostadas en las líneas de frontera… Le pareció alguno conocido... Sentía que el peso de los años era abultado, pero la voz no dejaban de chirriarle: “Vuelve. Vuelve a la casa de donde saliste”. Y volvía a preguntarse ¿Aquellos que fungían de servidumbre en realidad eran mis hermanos? En las historias de aquellos, su vida común había sido menos dura en los tiempos de Zafnat Paneaj, el visir del faraón, el supervisor de graneros; Iosefh, en su nombre hebreo y, la recordaba, porque sentía gran afinidad por su amistad con los hijos del viejo Kohath y con los parientes de Jochabed y, estos pese a sus duras vidas de servidumbre esperaban tiempos mejores, y con esa esperanza contaban las historias de sus padres fundadores.
No le bastaba las solas disquisiciones de su pesada adultez…. Debía conversarlo con Séfora, su mujer ¿Querría alcanzar esta travesía junto con él? ¿Y que le diría Jethró sobre este nuevo proyecto? Aunque… éste -en sus noches de insomnio- ya había vislumbrado con mucha anticipación estos eventos. Aquella noche en que bebían shekar -lograda de higos fermentados- bajo el cielo estrellado, le anunció: “Dudé de darte por esposa a mi hija, pero has sido leal conmigo y, lo alcanzado en los negocios es gracias a ti. Has sido un buen administrador, sobre todo en los tiempos difíciles, en los años de sequedad… No tengo nada que reprocharte, y si esa voz te llama, será mejor que la atiendas. Quiera el Dios de Ibraim -o Seth como a veces le llamas- que el camino te sea ligero y el agua suficiente para llegar a tu destino… La soledad nocturna y la brillantez de las estrellas sean tu guía e iluminen. Que, la sequedad del desierto te muestre los motivos de tu viaje... Todo saldrá bien”.
Una piara corta de camellos, le acompañaba. Si El Shaddai lo permitía en pocas semanas estaría en las tierras de Kemet… Algo había allí que le llamaba. 

viernes, 7 de diciembre de 2018

La cuarta pregunta

Es el asunto más complejo del referéndum. Nuestra tradición constitucional nos expone como un Estado que, a lo largo de la historia, ha preferido un parlamento bicameral, aunque en otras latitudes latinoamericanas, dígase Honduras, Panamá, Ecuador y Nicaragua, entre otros, prefieren un congreso unicameral. Si revisamos el Libro de Debates de la Constitución de 1993, advertiremos argumentos en favor de una u otra posición. Los que defiende la unicameralidad, sostienen: a) La necesidad de un órgano político, expeditivo y eficaz en la dación de leyes a la par de la efervescencia de los tiempos, b) posibilita la proximidad entre el legislativo y el ejecutivo con la intención de un mejor gobierno para los ciudadanos, c) asegura los consensos políticos, en tanto que la existencia de dos cámaras posibilita el conflicto entre ellas; mientras que quienes defiende la bicameralidad afirman: a) La existencia de dos cámaras, posibilitan en una el debate y, en la otra, la reflexión respecto de las leyes que sean necesarias, b) Evita los riesgos de la dictadura del parlamento, c) asegura la racionalidad y uso adecuado del poder.
Más allá de las precisiones que se detallan en una numerosa lista de modificaciones pretendidas a través del referendum, relacionadas con cada una de las funciones de las cámaras -de diputados y de senadores- lo cierto es que, de la calidad de los que detentarán dichas tareas no se dice mucho. De hecho, el art. 90, propone como requisitos para alcanzar la condición de parlamentarios: tener la condición de peruano de nacimiento y gozar del derecho de sufragio. El tercer requisito hace la distinción entre diputados y senadores: 25 años para los primeros y 35 para los segundos.
El fundamento social de la reforma es el hastío popular de la calidad de nuestra clase política. En el año 2016, tan pronto se logró los resultados oficiales, los analistas políticos establecieron que 95 asumían el cargo parlamentario por primera vez, 31 alcanzaron la reelección inmediata, 4 tomaban la posta luego de descansar uno o dos periodos; del total 23 han ejercido cargo de regidor municipal, 12 tienen experiencia de alcaldes, 3 de gobernadores regionales, 2 han sido consejeros. Desde la perspectiva de la ideología política se advirtió que 91 congresistas no pertenecían a ninguna organización política, por lo que muchos actuaban como “independientes prestados” a la organización política que les permitía la postulación y, muchos de ellos ya tenía experiencia de haber estado en varias y sucesivas organizaciones políticas.
Desde el ámbito del ejercicio profesional y académico, se identifica a 39 abogados, 19 ingenieros y 09 economistas.  Los administradores de empresas, educadores, aquellos que ejercen profesiones ligadas a la salud, suman 21: Así mismo hay 6 sociólogos, 5 contadores, 5 que provienen de las fuerzas armadas y policiales, 4 comunicadores, y los restantes se reparten entre la arquitectura, la educación técnica y otros. 11 congresistas no terminaron la universidad y 4 no tienen educación superior. Los que no detentan profesiones, son empresarios que, en su mayoría, se dedican al negocio de los combustibles, trasporte de carga o restaurantes. Finalmente, respecto de las edades, el promedio es 49 años, siendo el más joven uno que tiene 26 años y el de más años, aquel que –al tiempo de asumir el cargo- frisaba en los 73.  Del total, 96 son varones y 34 corresponde al sexo femenino.
Más allá de los escándalos derivados de si efectivamente tenían o no los estudios universitarios que habían anotado en su fichas personales y que han motivado fuertes críticas populares, las exigencias mínimas para ser legislador siguen siendo las mismas y, de hecho buen número de los actuales congresistas bien podrían estar ejerciendo el cargo de senadores, con lo que se advierte que, si pretendemos mejorar la calidad de nuestros funcionarios públicos otros han de ser los requisitos. De hecho, siendo los mismos que antes de la propuesta de reforma, nos adherimos a la conclusión de Luis Castillo, profesor universitario de derecho constitucional, cuando señala, respecto de la propuesta que se esconde detrás de la pregunta 4 del referendum: “la principal deficiencia es que no contribuye a mejorar ni el número ni la calidad de la representatividad del Parlamento. Tal como está la propuesta formulada, lo que favorece es que las deficiencias y arbitrariedades que hoy reprochamos a la única cámara, mañana se las increpemos a las dos cámaras”.
No hay de otra… Sigamos reflexionando en cómo mejorar la calidad de aquellos que ejercen las más altas funciones estatales.

lunes, 3 de diciembre de 2018

La pregunta tres

¿Aprueba la reforma constitucional que prohíbe la reelección inmediata de parlamentarios de la República?, es la tercera pregunta que los peruanos hemos de contestar en el referéndum del próximo domingo 09 de diciembre. La pregunta nos obliga a exponer nuestra conformidad con el nuevo artículo constitucional que se pretende introducir. A la letra dice: "Artículo 90-A.- Los parlamentarios no pueden ser reelegidos para un nuevo periodo, de manera inmediata, en el mismo cargo".
En la historia del constitucionalismo nacional no hay antecedentes; empero la historia reciente de la corrupción gubernamental ha llevado a que desconfiemos de los mandatarios, sea el presidente de la república, el gobernador regional o los alcaldes –provinciales o distritales-.  Y para estos se ha prohibido, conforme a los artículos 112, 191 y 194 la posibilidad de la reelección inmediata.
La pretensión del Ejecutivo parte de la génesis del mandamiento. Si, al presidente, los gobernadores y a los alcaldes- que detentan poder por sufragio universal- les está vedada la reelección inmediata ¿Por qué los congresistas no se sujetan a la misma prohibición si su poder también se origina en el sufragio universal? Si recordamos, en los inicios de la Constitución la limitación de la elección del Presidente era distinta: se permitía la reelección inmediata y, luego de ésta era preciso esperar un periodo constitucional para volver a postular. La situación política y la pretensión de permanencia en el poder de Alberto Fujimori dio lugar a la modificación del texto expreso de la Constitución, en el que se prohibió, definitivamente, la inmediatez temporal de la reelección, posibilitándola para aquellos casos en los que entre una y otra elección mediara un periodo gubernativo realizado por otro ciudadano.
La Ley 30305 que modificó el modo de reelección de gobernadores y alcaldes se sostuvo, entre otros argumentos, en: a) la necesidad de la alternancia en el poder, b) la evitación del riesgo de la corrupción y, c) la dedicación exclusiva –hasta el último día del mandato- de la autoridad a las labores para las que fue elegida. En el proyecto de ley 3555-2013 se señalaba como cuestión de hecho que, los gobernadores y alcaldes que postulan al ejercicio inmediato del cargo destinaban dineros públicos para sus propias campañas, tenían ventajas competitivas respecto de los restantes postulante, aprovechaban la organización de Estado para movilizar beneficiarios, trabajadores, colaboradores estatales para sus respectivas campañas.
Estos mismos argumentos, explicados en la breve teoría de que las autoridades de elección popular  “responden a las mismas exigencias de transparencia y de desprendimiento de los cargos públicos para efectos de institucionalizar cada vez más la democracia en nuestro país”, obliga ahora a que los congresistas no deban ser reelegidos de forma inmediata. Por detrás de la modificación se atiende la sensación ciudadana de desprecio por los congresistas, que en los últimos tiempos y gracias a sus propias actuaciones antes que identificarse con su nombres son llamados por los alias que la colectividad les impone: “come pollo”, “mata perro”, “roba luz”, “el plancha camisas”, “la lava pies”, “la alumna fantasma”, además de la formación de memes y la utilización de sus propios apellidos para darles significados distintos, y en sentido peyorativo.
De otro lado, la realidad expone –como denuncian los mismos congresistas- que solo el 15% del número son reelegidos en la siguiente legislatura lo que motiva a entender la no necesidad de tan grave medida. Empero, este Congreso, presionado por el colectivo social, introduce la modificatoria añadiéndole una nota adicional- Por un lado cumple con el mandamiento popular: se prohíbe la reelección inmediata, pero de otro, agrega: “en el mismo cargo”. Esto nos remite a las prácticas con las que los alcaldes le sacaron la vuelta a la modificatoria del art. 194 de la Constitución que contiene la misma prohibición. En la reciente elección, la producida este año, se ha visto inundada de alcaldes que al no poder reelegirse en sus propias jurisdicciones han postulado a otras distintas y, con ello se han dado el gusto de –cuando menos- postular. En muy pocos casos, de ganar la elección. Cuestión similar se pretende con la intromisión del cuasi inocuo “en el mismo cargo”. Los congresistas ya no podrán postular como congresistas, empero si, la intención del referéndum de aprobar la bicameralidad se alcanza, entonces, los actuales congresistas podrían postular –en el peor de casos- para la posición de senadores.
Desde nuestra perspectiva el asunto es muy simple: Si comparamos la organización estatal  con la de una empresa, los congresistas vienen a ser como los gerentes del país ¿Creen que alguna empresa seria estaría en la disponibilidad de quitar a la totalidad de su directorio y a sus gerentes de un solo pepo para designar a personas que nunca han tenido experiencia en cargos similares? Es evidente que no. La inexperiencia de los nuevos, motivará descalabros en la conducción empresarial. Lo mismo para el Estado: de aprobarse la modificación, el descalabro que ya vivimos con la calidad de congresistas que tenemos no mejorará. En el mejor de los casos, para los siguientes cinco años tendremos caras desconocidas en el congreso, nuevas chapas, memes mejorados.
En el derecho latinoamericano, la reelección parlamentaria es una práctica común, empero si nos parece que es muy cara por la escasa calidad de los elegidos, al menos permitamos que los nuevos puedan aprender la tarea congresal “mirando” a los más antiguos mediante el mecanismo de la elección por tercios o por mitades, como lo sugirió el presidente García en su discurso patrio del año 2009. Lamentablemente, este es otro tema. Mientras tanto, con la reforma ya en camino solo queda aceptar o no la propuesta y, de ser el caso, posibilitar que los mejores congresistas puedan ser elegidos para una cámara distinta. ¿Será que en breve tiempo tendremos una nueva modificatoria de este artículo? Lo que me queda claro es que necesitamos mejores electores, mejor ejercicio de la ciudadanía.

sábado, 1 de diciembre de 2018

Financiación de organizaciones politicas

La segunda pregunta del referéndum está ligada a los partidos políticos y pretende la modificación del art. 35 de la Constitución. Este, ahora mismo, reconoce la importancia de los partidos políticos para la democracia, en tanto son vehículos para la formación y expresión de la voluntad popular. Afirma que es la ley la que regula el funcionamiento de las organizaciones políticas, además de reglamentar lo concerniente “al origen de sus recursos económicos y el acceso gratuito a los medios de comunicación social de propiedad del Estado” en forma proporcional a los resultados de los comicios celebrados. Siendo que ésta es la voluntad constitucional desde el año 1993, el legislador promulgó la ley de partidos políticos, Ley 28094, diez años después.
Sostiene la ley que el financiamiento político proviene de fuentes públicas y privadas. En el primer caso, asigna un porcentaje del presupuesto de la República a los partidos con el fin de asegurar sus “actividades de formación, capacitación e investigación”, además de los propios “gastos de funcionamiento ordinario”. En los hechos puede que lo que Estado ofrece sea exiguo, incluso aquello del acceso gratuito a los medios de comunicación en tiempos de elecciones, la “franja electoral”. Del financiamiento privado, se dice que los partidos políticos pueden financiarse de cualquier modo. Se menciona formas posibles: aportes de los afiliados, los dineros de actividades propias y los rendimientos de su propio patrimonio, créditos financieros, legados, donaciones, etc. Expresamente se prohíbe que en caso de aportes de personas –naturales o jurídicas- no se podrá exceder de las sesenta unidades impositivas tributarias al año. También se prohíbe: a) El financiamiento de entidades estatales o empresas de propiedad o en la que exista participación estatales, b) De las confesiones religiosas c) de otros partidos políticos y agencias de gobiernos extranjeros. Quedan obligados a tener una contabilidad de sus ingresos y sus gastos con el imperativo de conservarla hasta diez años después de haberla efectuado.
El asunto es que en el país, los partidos políticos incumplen la ley. Parecieran que son financiados por otros partidos políticos, como se acusa a líderes del humalismo, o se efectúa a través de cocteles que esconden dineros ilícitos, que es la acusación contra el fujimorismo, o prefiere no dar cuentas de su financiamiento, como ocurrió con el Apra hace tres años. La sospecha del ingreso de dineros non sanctos provenientes de la corrupción, del lavado de dinero o del narcotráfico hace que la ciudadanía desconfíe de los partidos políticos. Ello obliga, en el entendimiento de los poderes ejecutivo y legislativo, a la necesidad de que sea la Constitución la que establezca los contornos y límites del financiamiento partidario, por ello es que, al actual art. 35 de la Constituciónse le intenta introducir una disposición en la que se anota: “El financiamiento de las organizaciones políticas puede ser público y privado. Se rige por ley conforme a criterios de transparencia y rendición de cuentas. El financiamiento público promueve la participación y fortalecimiento de las organizaciones políticas bajo criterios de igualdad y proporcionalidad. El financiamiento privado se realiza a través del sistema financiero con las excepciones, topes y restricciones correspondientes. El financiamiento ilegal genera la sanción administrativa, civil y penal respectiva. Solo se autoriza la difusión de propaganda electoral en medios de comunicación radiales y televisivos mediante financiamiento público indirecto”.
Si nos tomamos la tarea de leer el nuevo texto ofrecido para el art. 35 de la Constitución y lo comparamos con los art. 28 al 30 de la Ley 28094, advertiremos que no existe mayores diferencias, salvo aquella en la que se precisa que el “financiamiento privado se realiza a través del sistema financiero”, puesto que las excepciones, topes y restricciones ya están anotados en la ley y, lo más importante, las sanciones civiles o penales para las infracciones que los partidos políticos puedan cometer aún noestán definidas. Entonces ¿Cuál es el cambio que se pretende con la modificación sujeta a referéndum? El Congreso ha excluido una frase vital, en la que se indicaba como prohibición la recepción de “aportes anónimos, de origen ilícito o de personas naturales condenadas por delitos contra la administración pública, tráfico ilícito de drogas, minería ilegal, tala ilegal, trata de personas, lavado de activos, terrorismo o crimen organizado, según la ley”. Está claro que tanto la frase excluida como el mandamiento de uso del sistema financiero para el financiamiento no requiere de una reforma constitucional, bastaría con que la ley lo establezca, empero la intención es otra: ofrecer un mensaje político a nuestros políticos de hoy.
Nuestra clase política detenta el poder a través de sus escaños en el Congreso de la República y, -como puede advertirse de las noticias de los últimos tiempos- están vinculados a presuntos hechos ilícitos, sea de corrupción de funcionarios, sea de posibles lavados de activos, sea de financiación a través de otros partidos políticos; lo que motiva una grave desconfianza.; tanta que el Poder Ejecutivo pretende disminuir concediéndole al electorado la posibilidad de realizar por sí mismo la modificación constitucional. Siendo que, el congreso inicialmente pretendía no realizar las reformas solicitadas y que se ha visto presionado para conseguirlas con el texto constitucional vigente o con el que se pretende introducir, el asunto seguirá siendo el mismo: los partidos políticos mantendrán las mismas prácticas si es que no existe una cívica voluntad de los 33 millones de peruanos de involucrase en la política para producir cambios en el modo como ejercemos el derecho a la participación en la vida política del país.
Carece de mérito que la Constitución imponga restricciones si es que no tiene un correlato en la ley penal. Leamos el art. 36 de la ley de partidos políticos. Si alguno de estos incumple los límites, restricciones, topes o prohibiciones constitucionales, en el peor de los casos se le aplicará una multa o se le restringirá el acceso al financiamiento del Estado. No existen sanciones penales y, por ello es que cuando el Ministerio Público sostiene que debajo de los partidos políticos a veces se esconde organizaciones criminales, más de un político brinca hasta el techo, porque sabe que estar preso no es mismo que una multa administrativa que no se paga.
La cuestión es ¿Se requiere una reforma constitucional sobre el financiamiento de los partidos políticos? Al menos tengo la certeza de que necesitamos compromisos ciudadanos. Vayamos al referendum y expongamos nuestro voto con conocimiento de lo que necesita el país.

Miedo

Su agenda no tenía espacios... Cada año compraba en el pasaje de la calle Lima, -que está cerca a la sede de justicia- una agenda portafolio...