viernes, 8 de mayo de 2020

Indicios

¿Cómo es que sabemos que algo es cierto en historia?  el único modo de tener por cierta una hipótesis es acreditándola. Sabemos que la independencia del Perú se realizó el 28 de julio de 1821, porque hay un acta que así lo señala, que identifica el lugar, fecha, nombres y firmas de los participantes, pero además porque hay otras fuentes que lo confirman, como por ejemplo, la carta de Tomás Guido, amigo de José de San Martín en la que le cuenta a su esposa los acontecimientos del mes de julio limeño de aquel año y, de seguro habrán informes de los funcionarios de la corona española que dan cuenta de la ocurrencia.

Desde esa perspectiva, la historia se parece a los procesos judiciales: Juan es culpable del delito tal, solo sí existen elementos de prueba que permitan asegurar la certeza de esa afirmación, pero de eso no pretendo decir más que, toda investigación histórica o procesal-penal siempre pasa por una hipótesis desde la que se empiezan hilvanarse el resto de lo que viene después. Regresemos a la historia: en lo vivido por el ser humano, desde que éste tiene la condición de tal, se tiene por hecho y valido experiencias que pueden repetirse en las distintas geografías y tiempos.

Desde la opción de la reiteración de las conductas humanas, la experiencia enseña que lo que ocurre en un determinado lugar y tiempo se repite en otro, con determinadas especificaciones que lo distinguen. Así, por ejemplo, el hombre suele ubicarse  en aquellos espacios que por su fertilidad aseguran el alimento para el grupo humano en que se desarrolla, que el acceso al agua dulce en más de una vez ha dado lugar a conflictos humanos de trascendencia,que el ser humano suele alimentarse con los alimentos que se producen en el espacio en el que viven. La quebrada Fernández, ubicada en el límite entre Piura y Tumbes y que, proporciona agua a los poblados de Máncora y  Los Órganos, es el más grande acuífero existente en este sector de la geografia piurano-tumbesina, después de los ríos Tumbes y Chira, ubicados en los dos departamentos citados. En tiempos de lluvia, dicha quebrada posibilita agua superficial hasta un año o año y medio después de terminado el periodo lluvioso; además de contar con explanadas y terreplenes naturales que facilitan el cultivo de hortalizas y arboles frutales. La cercanía costera posibilita acceso al mar pero también a un ecosistema especial dado el encuentro de aguas dulces y saladas que dan lugar a un estero, que es muy probable que el pasado fuera aún más extenso de lo que las proyecciones urbanas permiten en estos días.

En realidad, decir que en los tiempos de las culturas autóctonas el estero mancoreño era más extenso no es un asunto que me conste, tampoco es que se haya efectuado algún estudio sobre las capas formativas de la superficie de ese espacio, pero lo deduzco a partir del hecho de que en los últimos años la población ha crecido y bordea ese estero y, en algunos espacios, hasta le ha ganado terreno a lo que antes era un pantano. Esa misma deducción la extendemos al hecho de anunciar que desde muy antiguo el hombre ha habitado en las proximidades de dicho acuífero. Sin embargo, no se trata solo de un enunciado huero, pues desde los días de mi niñez, en el sector de La Huaquería, que es una pequeña vega que se ubica entre el puente que cruza la quebrada y la población Angolo B, se decía que se podía encontrar vasijas, huacos u objetos utilitarios de colectivos humanos que habitaron en ese sector. Sin embargo, esos hallazgos de gentes neófitas en asuntos de arqueología, solo dan cuenta de esos asentamientos sin permitirnos conocer la naturaleza de los mismos: agricultores, pescadores y, si pertenecía a tal o cual cultura o, simplemente identificar el periodo temporal en que se asentaron.

Aún en el terreno de las posibilidades, las terrazas naturales adyacentes a la quebrada hasta hace poco tiempo eran espacios en los frutales y legumbres daban frutos ricamente. Es posible, por tanto que los naturales de estas tierras en esos mismos terraplenes sembrarán maíz, calabazas, zapallos, frijoles, yucas... sin embargo, esta afirmación se logra desde la probabilidad que permiten conjugar los frutos oriundos de América y la fertilidad de las tierras de Máncora. Solo las excavaciones y estudios antropológicos en restos humanos nos permitirían reconocer la dieta de nuestros antiguos antepasados.

Hace algunos años -quizá 12, a lo mejor 15- con ocasión de una avenida pluvial, la quebrada Fernández erosionó parte del talud en el que se ubica el caserío Angolo B, exponiendo las bases de una construcción habitacional, además de uno o dos cráneos, que nos dan noticia de que en ese espacio es probable también se estableció algún asentamiento humano. Y no sabemos más. Nos enteramos -por las noticias- que también se encontraron vasijas de color rojizo, pero nada más. ¿se trata esa construcción una que corresponda a los tiempos prehispánicos o es posterior? ¿Esas vasijas o restos de vasijas correspondía a las utilitarias que se destinan a los quehaceres diarios o se trataba de un ornamento funebre? ¿Había algún vestido que cubriera esos restos? Y nuevamente las mismas preguntas: ¿De que tiempo datan esos hallazgos? ¿Son de la cultura Vicus, Tallán o quizá es un asentamiento incaico? Es más, en la medida en que no hay ningún estudio serio sobre esos hallazgos, la sospecha de su antiguedad puede traernos a tiempos más cercanos: ¿Podría tratarse de algún establecimiento posterior a los españoles?

Existen algunas prospecciones realizadas en áreas más extensa relacionadas con la búsqueda de hidrocarburos que reconocen esos vestigios; empero es insuficiente para poder anunciar si nos encontramos o no ante un "complejo arqueológico"; empero la sola omisión estatal nos da idea de la poca trascendencia de dichos asentamientos; pues si se tratara de un descubrimiento de importancia, hace buen tiempo que el Ministerio de Cultura ya hubiese intervenido el lugar para definir el área y declararla intangible.  Mientras tanto, solo podemos decir que, antes que nosotros, en áreas próximas al actual asentamiento del poblado de Máncora hubo otros que nos antecedieron en gozar de la serenidad de su clima, de la frescura de sus aguas, de la calidez de su sol.

No hay comentarios:

Miedo

Su agenda no tenía espacios... Cada año compraba en el pasaje de la calle Lima, -que está cerca a la sede de justicia- una agenda portafolio...