He vuelto a la moto... Ya, de buen tiempo. Y esta es solo para contarles que hace un rato en la calle Lima, en la intersección con Huánuco, tres mayores -quizá con 20, a lo mejor, 22 calendarios de delantera- miraban con la paciencia propia de los viejos hacia la Sánchez Cerro, en la espera de tiempo para cruzar. Ya con esos años pretender esquivar autos y/o motos en movimiento sería como sonreírle a la pelona... La verdad, los advertí muy cerca, y frené casi de seco... Estaban al filo de la vereda. Con la mano les hice una señal de "pase".
Hicieron un pulgar y me lo mostraron mientras sus pasos se apuraban en cruzar el escaso asfalto de la vía. El tercero giró sus pasos para acercárseme y pensé que me diría algo, casi que temí que pudiera llamarme la atención por quién sabe que cosa... Se me ocurrió, en ese instante, por haber frenado bruscamente. Se acercó por la derecha, puso su mano en mi hombro y, con una sonrisa y una voz gutural, propia de los mayores, me dijo: "buen muchacho". Su mano, me regalaba dos palmaditas de yapa. Me sonreí para adentro y... en ese segundo, lo que demoró mi cerebro en procesar el sonido de su boca, me sentí un perro... literal... Solo faltó la galletita. Jajajaja
En el momento siguiente, me di cuenta que era el "like" más bonito, la forma sincera de agradecerme y sonreí de manera distinta. Y me volví a mí, para decirme: "Cuando veas a alguien cruzando la calle, dale el pase". Esa sola acción supone un guiño a tu propio apuro y la cortesía te ofrece una ventaja. Si aquel otro tuviera que recorrer la misma distancia que la que tú pretendes, con todo, tú llegarás primero: él va a pie, tú en motor encendido. Concédele la gracia de tu gentileza, a cambio, muchos pulgares te alegrarán el día. Alguna vez, una palmada en el hombro con el esfuerzo de avejentados pasos de un viejo que ha esperado tanto como para negarte a la pregunta: Cuando me toquen esos días, ¿Tendré la aptitud para cruzar la calle con mis propios medios? La esperanza se pierde al final de la calle...
Aceleré mi caballo de dos ruedas y los miré por el espejo... ¿A donde se irían esos "tíos"?. Me quedé con la duda.
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