Un "atadito" era sinónimo de "chancaca" o "dulce". Era el reemplazo de cualquiera de la comidas en caso éstas fueran escasas o llegaran con retraso. Era, la más de las veces, el postre. Un trozo de chancaca con otro de queso en un platito de té, era el baile del corazón.
En aquellos días, se vendía envuelto en hoja seca de platano. El muchacho hallaba las formas de raspar el dulce, fruto de la caña de azúcar, por en medio de la envoltura para beneficio propio. Le alcanzó el recado al mayorcito y salió corriendo.
Una cosa era raspar con la uña, otra hacerle un quiñe. "Chacho de mier.." se oyó en la lejanía. Solo faltó el pedazo de queso.
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