sábado, 12 de noviembre de 2022

somnolencias

Pasada la una... ¡Joder! Una llamada noctámbula: "Tiene que venir. El alcohol hizo efectos". En mis adentros, un "carajo" quebró la somnolencia con la que atendí el móvil. Mis piernas se deslizaron por debajo de la frazada para permitirme el sabor de la cerámica fría en mis pies.

Y una cosa más venía en la confianza de la muchacha, esa que tuvo la delicadeza de llamarme. Esa vocecita se atrevió a algo que yo, a ese tiempo, no habría hecho: "Señor, ¿Y será que a mí también me puede llevar a mi casa?". La respuesta fue un "Si, si, claro".

No había problema. El aplicativo de mapas me condujo al mismo espacio en el que suelen ser las reuniones juveniles. En realidad, una asíncronía del GPS me dejó a varios metros del lugar. Aún no se oía el bullicio de las gentes. Una llamada me volvió a la ubicación exacta. Me estacioné justo al frente de una mampara que dejaba oír las sicodelias musicales.Una carita conocida, congestionada, llorosa me recibe. Suben tres... En modo copia colombiana: "Que pena por despertarlo. Se acabó la fiesta". Solo atino a agradecer el gesto de la llamada y volvemos por el mismo camino, con un par de paradas previas para devolver a las guardianas.

Lo peor del alcohol se había quedado en la fiesta misma. La regurgitación había sido suficiente para volver a la realidad, al menos en su forma elemental: para lamentarse del hecho de perderse lo que aún quedaba del jolgorio juvenil. La conversa de las tres, en la parquedad del tiempo, era la preocupación por su acompañante de correrías. En la terquedad que, a veces, te regala la embriaguez, negaba su estado y prefirió quedarse para seguir bebiendo. La de la "Pedro Paulett", en resignación asumida, en la despedida, atinó solo a decir: "Son cosas que pasan. Descansa. Gracias señor". Por lo demás, el sueño hizo lo suyo luego de una velada ronera.

¿Y yo? Pues... Aquí, buscando el sueño que dejé macerándose bajo la almohada. La ahipnia es ahora mi compañera. La sanción obscura a mi precoz despertar. ¿Almohada dónde estás? Han pasado dos horas. Tal vez, un vaso de vino sea el remedio.

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