miércoles, 7 de octubre de 2020

ATEnción

La expresión “Ate-Vitarte” siempre –en mi cabeza- me conducía hacia la mitología griega. Cada vez que recuerdo el barrio en el que la noche le llega a mi viejo, siempre, me conduzco hacía la imagen de Zeus y su cohorte celeste, pero también a un desaparecido supermercado -situado en una calle perpendicular a la Av. Los Quechuas- que en mis días de chiquititud visitaba para matar el aburrimiento en un par de veranos que me tocó pasarlos en ese distrito limeño…

Ese super, de seguro ha desaparecido… Ni siquiera recuerdo el nombre. No obstante, hoy cayó en mis manos un diccionario de cosas de divinidades de este mundo y, se me ocurrió buscar ambas palabras. Respecto de Ate, se le reconocía como la personificación de error, una especie de divinidad menor que fue desterrada del cielo de los dioses griegos por pretender engañar a Zeus y, ante tamaño despropósito aquél la condenó al destierro eterno. Con esa decisión, la tal Ate hizo de la tierra su morada y se dedicó, ahora de lleno, a inducir al error a los hombres… Dicen que asentó sus pies en la región de Frigia y se fundó, a su instancia, la ciudad de Ilo –no a la de sur del país- sino la de la antigua región del oeste del Asia menor…  El asunto es que, en su cabeza, aún palpita la litispendencia que tiene con su padre Zeus y, como buena hija de Eris, representación divina de la discordia, mantiene en vilo su venganza que materializa en la acción de atormentar a los hombres con la ruina, el engaño, la insensatez derivados del error en el que suele introducirlos… incluso como mucha facilidad.

¿A quién, pues, se le ocurrió nominar con el nombre de tan fatal divinidad a un distrito limeño? No parece sensato, salvo que el fundador de aquel distrito efectivamente haya sido embriagado por los pechos de la tal Ate, que, siendo hija de dioses, de seguro, ha de estar prendada de embriagadora belleza.  La palabra Vitarte, en cambio, no aparece en ningún diccionario de mitologías.

El asunto no iba por allí… el distrito de Ate le debe su nominación a otras humanas experiencias, a otras más próximas de estos terruños nuestros. Sin embargo, alguna razón tendrá que existir para que la morada de los dioses griegos aparezca  en mis referencias recordatorias, en mis reminiscencias telúricas.  El google maps se encargaría de darme respuestas: allí no solo está Clio, la musa de la historia y  de la poesía épica, sino también Ceres la encargada de hacer parir a las semillas; Apolo, el niño bonito de Zeus; Pluton, el dios de mundo de los muertos; Atenea, la diosa de la sabiduría y otros varios más. Todos esos seres se anotan en las esquinas dando nombre a las calles conforman ese espacio habitacional, del que, además, ahora caigo en cuenta, se llama "Urb. Olimpo".... Y yo confusamente pretendía encontrar una relación entre "Vitarte" y Astarte", nombre de una diosa de otros cielos y que no viene a cuento, salvo por la homofonía final.
 
Por hoy, gracias a la diosa Ate, he superado mis erróneas evocaciones.

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