viernes, 30 de abril de 2021

Agua

Jesús le preguntó a Felipe: ¿Con que compraremos pan para darle de comer a ésta gente?

Ayer me llamó Rossana para invitarme a participar en un proyecto: envasar 5000 botellas de agua para entregar a los militares, policías, médicos, paramédicos, enfermeras, técnicos que ahora mismo son la primera línea de formación en contra del covid-19. Y mientras ella hablaba yo me preguntaba por la importancia del asunto cuando en redes también se anima a la solidaridad para comprar mascarillas especializadas para el personal médico, se busca tener acceso a víveres no perecibles para repartir entre las gentes que menos tienen, se anima a las gentes a ser solidarios con los ambulantes ocasionales a los que sus hijos les claman por pan y se ven en la angustia de salir a vender por las calles frutas y verduras a riesgo de contagiarse, se invita a prestar ayuda con insumos de limpieza para los hospitales.

Una botella de agua puede ser el aliciente para el ánimo de un soldado que ha padecido los maltratos de las gentes en la boca de alguno de los puentes locales, ha de convertirse en la visera que le alivia el calor de los inquebrantables rayos solares, es el reemplazo del líquido que su cuerpo ha perdido dentro de esa funda militar en la que se esconde, como en todos, el miedo al contagio.. Un poco de agua es el combustible para el médico que está a punto de apagar sus propios motores ante la arremetida de los moribundos, es el aire limpio y fresco que disimula el cansancio de las enfermeras que se guardan las lágrimas ante la impotencia… Una botella de agua es la diferencia entre el desierto del desánimo y el verdor lluvioso del alma que se niega a la renuncia.

El asunto no podía terminar aliviándome el alma con el simple traslado de algunos soles de una cuenta a otra. Esta mañana quise compartir el proyecto con mis colegas, con algunos amigos, con mis familiares cercanos. El proyecto fue creciendo... Esa agüita que todavía no tenía envase, empezaba a dar sus frutos. Rossana me contó esta tarde que estaba buscando la impresión de las etiquetas a mejor precio  y otra pregunta me asaltó: ¿Y porque no entregarlas sin etiquetas? Decía un viejo amigo: “Si vas hacer las cosas, hazlas bien, que merezcan la satisfacción de tu conciencia”. Imagina que vas a la tienda y te ofrecen un producto envasado pero sin etiqueta ¿Qué harías? La norma obliga a enunciar el producto de qué se trata, su composición, fecha de envasado y de caducidad, la cantidad, la existencia de insumos que pudieran ser dañinos para la salud, etc. Si la donación es para nuestros mejores soldados, que sea conforme a lo que manda la ley. Ellos se lo merecen.

Algo esta mañana, una de esas cosas que uno no sabe explicar, me impulsó a repetir el primer mensaje en la plataforma de guasap.  En el trascurso del día, se fueron sumando varias manos más para ayudarnos con el envasado. La recaudación nos permite llegar a las  siete mil botellas… Se ha superado la expectativa inicial, pero la sed de esa muchedumbre no es poca, los días de emergencia se han extendido y es certero decir que durante un tiempo mayor a la cuarentena tengamos a esos mismos soldados haciendo lo indecible para que los que estamos en casa, o los que tengan que salir a trabajar no se obliguen a rendirse ante la enfermedad.

Felipe y los suyos se encargaron de darle pan a esas muchedumbres, ¿Será que podemos ayudarle con diez mil botellas de agua? Varios, generosamente, nos ha regalado de su agua, pero aún faltan aguateros.

Súmate y quédate en casa. Comparte.

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