viernes, 25 de abril de 2008

Nuestros últimos días

Laurence Chunga Hidalgo
En las últimas semanas, Piura ha sido visitada por antiguos y, también, nuevos visitantes. Los primeros, representados por el calor veraniego y las lluvias, “siempre” inesperadas e inoportunas; los segundos, nuestros vecinos del mundo globalizado: los delegados de la Cooperación Económica Asia Pacífico. Una oportunidad para el comercio, las inversiones y el turismo. Sin embargo, la confluencia de unos y otros, fue la ocasión propicia para mejorar la infraestructura de nuestra ciudad o para exponer, una vez más, la precariedad de la misma.

Los más precavidos fueron los empresarios hoteleros. Desde mediados del año pasado iniciaron las labores de remodelación y ampliación de los hoteles de la ciudad. Las lluvias del presente año, apenas retrasaron las obras previstas. Salud por eso. No podemos decir lo mismo de quienes tuvieron la felicísima idea de embellecer las pistas de nuestra urbe –por lo menos de las avenidas principales y de entrada a nuestra patria chica- al tiempo en que era posible la llegada de las lluvias veraniegas.

Los especialistas anunciaron un año seco con ausencia de lluvias, sin embargo éstas se presentaron e hicieron destrozos tanto en la ciudad como en las partes altas de la región. Casi nos quedamos sin reflejos para atender la emergencia, pero no se nos ocurrió mejor idea que decir que lo que se quiso de decir era que “el fenómeno de El Niño este año no se presentaría” aunque tal afirmación no garantizaba que las lluvias llegaran por otras causas climáticas. El asunto es que, éstas, literalmente, nos inundaron. El veleidoso río Piura nos puso de vuelta y media: el peligro de que alguno de los puentes colapsara motivó que un par de veces dos, de los tres puentes que unen a Castilla con Piura, dos se cerraran para evitar la repetición de desgracias pasadas. Sobre este punto, tampoco nos pusimos de acuerdo: algunos afirmaron que tales decisiones fueron políticas y no técnicas, que los puentes tiene la capacidad suficiente de soportar más agua de la que en el presente año hemos visto pasar. No sé. En eso no me meto. Lo que no se pudo evitar es que el río se nos metiera por en medio de las tuberías de evacuación y nos saludara desde el interior de nuestras casas a plena luz del día.

Al tiempo de tanta ingratitud climática, nos abordaron nuestros esperados visitantes del APEC que, si bien encontraron algo apaciguado a nuestro río loco, no podemos decir lo mismo respecto de nuestra caótica ciudad, que agujereada y apestosa pretendía embadurnarse de belleza. No hemos cambiado: la Av. Progreso de Castilla pese al cambio de carpeta asfáltica, en alguno de sus tramos ya presenta “nuevos” encalaminados y hundimientos, mientras que en otros, los parches se hacen evidentes y empiezan a desmoronarse; en Piura, el encuentro de las Avs. Circunvalación y Loreto nos dejan un grave malestar olfativo y un desagradable paisaje. No digamos nada del mercado central, del camal municipal o de las broncas callejeras de nuestros concejales. Pese a ello y por sobre nuestros problemas cotidianos, la exquisitez de los potajes de nuestra cocina regional, tradicional y moderna, los acordes de nuestra Orquesta Sinfónica Municipal de Piura, el verdor pluvioso de nuestros paisajes, la riqueza de nuestros recursos naturales y la calidez de nuestra gente han sido condiciones suficientes para superar largamente nuestras deficiencias y alcanzar convenientemente las expectativas de nuestros invitados.

Como decía alguno de ellos, sólo resta esperar que la inversión llegue en las próximas semanas, meses o años. El tema que no debemos olvidar es la necesidad de la responsabilidad social y medioambiental que se requiere. Lo demás cae por su propio peso.

martes, 1 de abril de 2008

El niño por nacer en el Perú

Laurence Chunga Hidalgo
Abogado
El Papa Pablo VI, en julio de 1968, expuso al mundo la Encíclica Humanae Vitae que, debemos decirlo, próximamente cumplirá cuarenta años. En ella el Santo Padre se preguntaba si ante el rápido crecimiento demográfico, las reducidas reservas de comestibles, los puestos de trabajo cada vez más escasos, el crecimiento de las poblaciones en vías de desarrollo, si ante las dificultades que supone alcanzar el bienestar de familias numerosas era necesario trastocar las normas éticas y de derecho natural que regulan la transmisión de la vida. Sobre el punto textualmente señalaba: “El problema de la natalidad, como cualquier otro referente a la vida humana, hay que considerarlo, por encima de las perspectivas parciales de orden biológico o psicológico, demográfico o sociológico, a la luz de una visión integral del hombre y de su vocación, no sólo natural y terrena sino también sobrenatural y eterna”.
Así mismo resaltaba respecto del tema: “la inteligencia descubre, en el poder de dar la vida, leyes biológicas que forman parte de la persona humana”. Nos preguntamos ¿el derecho, las ciencia jurídica está obligada a esas leyes naturales, a los ritmos biológicos al momento de definir los derechos que puedan corresponderle al concebido? ¿Le es permitido al derecho desatender la prohibición pauliana de no hacer el mal para alcanzar un bien?
En la ciencia jurídica, en los últimos tiempos se ha logrado grandes avances en el tema de los derechos humanos. En este sentido, actualmente contamos con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, establecidos por la Organización de las Naciones Unidas; la declaración de Derechos del Niño, la Convención de los Derechos del Niño, los derechos de la mujer que pueden deducirse desde distintos documentos internacionales, los derechos de los jóvenes, los derechos de los adultos mayores, los derechos de las personas con discapacidad, etc. Tales catálogos de derechos tienen en común el reconocimiento de una dignidad intrínseca a cada ser humano. Si bien nuestra Constitución es clara en afirmar que el fin del Estado y la sociedad es la persona humana, no parece –por lo menos para un sector- que esté definido desde cuando se es persona humana o, desde cuando se es titular de derechos. Cualquiera fuera la situación, también es cierto que el Estado Peruano está obligado al cumplimiento de los tratados internacionales a los que se obliga. Y sobre el particular, el art. 4 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos –conocida como Pacto de San José- es tajante en afirmar: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.
La semana próxima pasada se celebró en nuestro país un aniversario más de la dación de la Ley 27654 que declara el 25 de marzo como día del niño por nacer. Sin embargo, también es cierto que se mueven graves intereses que fustigan y amenazan con la despenalización del delito del aborto. De hecho, ya nuestra legislación permite el llamado “aborto terapéutico”. Nos preguntamos ¿Qué sentido tiene celebrar el día del niño por nacer cuando se duda de su humanidad?. ¿Qué sentido tiene la Ley 27716 que penaliza las lesiones en el concebido cuando hay otra que concede impunidad a determinadas formas abortivas?
El Estado Peruano ha reconocido en foros internacionales que el Perú “es un país que reconoce y garantiza los derechos del concebido, toda vez que la vida humana comienza con la concepción, por tanto no acepta la despenalización del aborto (…) Tampoco acepta la promoción del aborto como medio regulador de la fecundidad o de planificación familiar, en consecuencia reiteramos nuestra posición de defensa de la vida del concebido, derecho fundamental de la persona humana”. Tales fueron las expresiones de la ex Ministra de la Mujer Miriam Schenone en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, celebrada en El Cairo, Egipto, setiembre de 1994. A catorce años de dicha declaración, esperamos que Estado Peruano –representado el Presidente y sus ministros, los congresistas y los jueces- mantengan dicha posición, que finalmente es la expresión por la defensa de la vida y una explícita forma de de hacer efectivos los derecho del niño por nacer.

Miedo

Su agenda no tenía espacios... Cada año compraba en el pasaje de la calle Lima, -que está cerca a la sede de justicia- una agenda portafolio...