Laurence Chunga Hidalgo
Abogado y Aprendíz de historiador

Abogado y Aprendíz de historiador

En la década de los ochenta, en medio de los campos que circundan “Cerro Pelao”, tres kilómetros al norte de Máncora, además de la denominada “granja de Pedro Lama”, el botadero de basura del distrito y algunas ladrilleras, no había más que eso, campos. La mayor parte del año, secos, pero con hierba seca, algarrobas y otras hojarascas suficientes para dar de comer a los pequeños rebaños de cabras de los vecinos de Máncora y de lugares aledaños dedicados al pastoreo. Por allí, mi abuelo Concepción Hidalgo -“el papá Concio”- pastoreaba su hato de cabras. Las jornadas eran largas, pero en medio de ellas, las horas de descanso, nos permitían escuchar las historias con las que los mayores suelen exponer la sabiduría que les envuelve. En esas conversaciones la historia contada no era la misma que la que escuchábamos en las aulas. En esos días de niñez, uno no quiere ver las diferencias, probablemente con el ánimo de no desconfiar del abuelo pero tampoco del profesor.
Allí, en esas bucólicas “clases de historia” pude saber que Máncora era más antigua a aquellas referencias que querían explicar el origen del nominativo desde la conjunción de un sustantivo inglés (man=hombre) y un verbo castellano mal pronunciado (correr), que pudo haberse dado en los tiempos en que el distrito despuntaba por la riqueza ictiológica de sus aguas. De
cía mi abuelo que conoció lo que ahora es Máncora cuando tenía aproximadamente nueve años, es decir, hacía 1915 y que sólo había dos casitas de madera, a orillas del mar y, éste, además, golpeaba a muy pocos metros de los cerros que aparejan la iglesia, la municipalidad y el coliseo municipal. Sin embargo, a esos tiempos, ya existía el distrito de “Máncora” pues la Ley 818, del 14 de noviembre de 1908 lo había creado. Entonces nos preguntamos ¿Sí en 1915 había “solo dos casitas” dónde estaba Máncora cuando fue creado? ¿Cuál era su poblado más importante? ¿Dónde se ubicaba su centro administrativo? o ¿quizá mi abuelo erró en sus recuerdos?
En otros artículos hemos rescatado la importancia de “Máncora” en los tiempos virreinales, sin embargo es necesario precisar que, en aquellos días más que referirse a un centro poblado específico, el nombre hacía referencia a una extensa porción geográfica que se extendía desde la orilla sur del río Tumbes hasta Pariñas, llamada “Hacienda Máncora”, la que alcanzó renombre gracias a su ganado mular.
El nombre y su referencia no fueron distintos en el siglo XIX, pero era evidente que existían poblaciones en tan extenso territorio. El asunto es que, no hallaban asentados en el lugar donde ahora se encuentra el poblado de Máncora, sino que se estaban desperdigados a lo largo de la amplia extensión de la hacienda. La quebrada Fernández estaba adosada de gentes dedicadas al pastoreo de ganado caprino y lo mismo ocurría en la quebrada Pariñas, que tenía muy próximos los poblados de Talara y Lobitos, y en las orillas medianamente extensas del mar que le baña. Es preciso indicar que en la segunda mitad del s. XIX, la hacienda había dejado de ser rentable por su ganado para convertirse en el centro de explotación del petróleo, permitiéndoles buenos réditos a sus propietarios. Quizá por allí se hallen las razones de la creación del distrito.
La Ley 818, nos ofrece indicios justificatorios de la inexistencia de un poblado “Máncora” suficientemente importante que permita su nombramiento como capital del distrito. Dice el texto legislativo “créese (…) un nuevo distrito que se denominará Máncora y cuya capital será el pueblo de Talara”. Lustros más tarde, la ley Nro. 12217, de 17 de marzo de 1955, reconoce que el distrito de Máncora tiene como capital el poblado del mismo nombre, y a la vez, le recorta grandes extensiones de su territorio para crear otros distritos.
Mi abuelo no había evocado mal sus recuerdos, sin embargo era necesario confrontar los datos para saber que eran ciertas sus afirmaciones. La “Máncora” de nuestra niñez y adolescencia no es la que conoció mi abuelo, tampoco era la hacienda de renombre de otros tiempos y, menos aún podía gloriarse de ser el territorio en que se ubicaban los mejores yacimientos petroleros de la región. Desde aquellos días, los de las caminatas pastoriles, Máncora y sus alrededores han cambiado: ya no existen esos campos libres donde los ganados caprinos corrían a sus anchas… todo ha sido cercado. Sin embargo, la naturaleza le bendice otra vez y le ofrece una oportunidad: su paisaje marino y la energía de sus olas la han convertido en espacio de turismo y recreación para miles de turistas. Es ahora, la hora en que, sin hacendado y sin ganado mular, sin grandes extensiones de territorio y sin riqueza petrolera, sea el turismo, la llave del progreso que Máncora olvido, un día, en su desconocido pasado. Feliz cumpleaños, Máncora. Feliz 99 aniversario.
Allí, en esas bucólicas “clases de historia” pude saber que Máncora era más antigua a aquellas referencias que querían explicar el origen del nominativo desde la conjunción de un sustantivo inglés (man=hombre) y un verbo castellano mal pronunciado (correr), que pudo haberse dado en los tiempos en que el distrito despuntaba por la riqueza ictiológica de sus aguas. De

En otros artículos hemos rescatado la importancia de “Máncora” en los tiempos virreinales, sin embargo es necesario precisar que, en aquellos días más que referirse a un centro poblado específico, el nombre hacía referencia a una extensa porción geográfica que se extendía desde la orilla sur del río Tumbes hasta Pariñas, llamada “Hacienda Máncora”, la que alcanzó renombre gracias a su ganado mular.
El nombre y su referencia no fueron distintos en el siglo XIX, pero era evidente que existían poblaciones en tan extenso territorio. El asunto es que, no hallaban asentados en el lugar donde ahora se encuentra el poblado de Máncora, sino que se estaban desperdigados a lo largo de la amplia extensión de la hacienda. La quebrada Fernández estaba adosada de gentes dedicadas al pastoreo de ganado caprino y lo mismo ocurría en la quebrada Pariñas, que tenía muy próximos los poblados de Talara y Lobitos, y en las orillas medianamente extensas del mar que le baña. Es preciso indicar que en la segunda mitad del s. XIX, la hacienda había dejado de ser rentable por su ganado para convertirse en el centro de explotación del petróleo, permitiéndoles buenos réditos a sus propietarios. Quizá por allí se hallen las razones de la creación del distrito.
La Ley 818, nos ofrece indicios justificatorios de la inexistencia de un poblado “Máncora” suficientemente importante que permita su nombramiento como capital del distrito. Dice el texto legislativo “créese (…) un nuevo distrito que se denominará Máncora y cuya capital será el pueblo de Talara”. Lustros más tarde, la ley Nro. 12217, de 17 de marzo de 1955, reconoce que el distrito de Máncora tiene como capital el poblado del mismo nombre, y a la vez, le recorta grandes extensiones de su territorio para crear otros distritos.
Mi abuelo no había evocado mal sus recuerdos, sin embargo era necesario confrontar los datos para saber que eran ciertas sus afirmaciones. La “Máncora” de nuestra niñez y adolescencia no es la que conoció mi abuelo, tampoco era la hacienda de renombre de otros tiempos y, menos aún podía gloriarse de ser el territorio en que se ubicaban los mejores yacimientos petroleros de la región. Desde aquellos días, los de las caminatas pastoriles, Máncora y sus alrededores han cambiado: ya no existen esos campos libres donde los ganados caprinos corrían a sus anchas… todo ha sido cercado. Sin embargo, la naturaleza le bendice otra vez y le ofrece una oportunidad: su paisaje marino y la energía de sus olas la han convertido en espacio de turismo y recreación para miles de turistas. Es ahora, la hora en que, sin hacendado y sin ganado mular, sin grandes extensiones de territorio y sin riqueza petrolera, sea el turismo, la llave del progreso que Máncora olvido, un día, en su desconocido pasado. Feliz cumpleaños, Máncora. Feliz 99 aniversario.
2 comentarios:
yO PENSE Q EL NOMBRE PROVENIA DE UN INCA ALGO ASI, YA Q LO LEI EN ALGUN SITIO DE MANCORA .
No sabría decir si el nombre de Máncora proviene de un inca, pero sí que tiene origen prehispanico. Es de similar escritura a otros nombres de poblados: Macacará, Macará, Penlingará, Letirá, Becará, etc. que son propios de esta parte del país. Tarea tienen los linguistas.
Laurence Chunga
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